Por otro lado, hemos visto los diferentes modelos de convivencia que existen:
- El modelo punitivo, en el cual no se resuelve el conflicto, simplemente el culpable es sancionado directamente, sin que nadie se preocupe ni por el conflicto, ni por el motivo por el cual el culpable ha actuado de ese modo, es decir, que no interesa saber el por qué. Digamos que es el modelo acción-reacción, en el cual si se produce una mala conducta, automáticamente se sanciona.
- El modelo relacional, en el cual se resuelve el conflicto, mediante el diálogo, donde se preocupan por el por qué del conflicto, por ambas partes y se produce una reparación emocional y una restitución material, emocional, moral…
- El modelo integrado tiene las mismas características que el anterior pero tiene como diferencia que el protocolo ya está dicho de ante mano, es decir, que cuando un niño comete un conflicto, este ya sabe la consecuencia.
En mi opinión, el modelo más adecuado a llevar a cabo es el integrado, ya que ante una mala conducta, antes de sancionar, se debe conocer el por qué de ese conflicto; lo que ha sucedido, cómo se sienten ambas partes y muchos más aspectos que se deben tener en cuenta. Para esto es fundamental el diálogo para una reparación emocional y, por último, por justicia una restitución del tipo que sea necesario. Ahora bien, he elegido este modelo ya que, a parte de todo esto, es más lógico cuando el culpable ya conocía las consecuencias de su mala conducta, antes de llevarla a cabo, por lo que debe acatarla.
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